martes, 31 de octubre de 2017

Inclusión, impactación, retención primaria y retención secundaria

En la bibliografía es frecuente observar como los términos inclusión, impactación y retención se usan de manera confusa y poco clara. En este humilde espacio se retomará el punto de vista del Dr. Gay Escoda, por lo cual, queridos lectores, los invito a investigar el uso de estos términos por parte de distintos autores.

Impactación. Detención en la erupción de un diente producida por una barrera física (otro diente, hueso o tejidos blandos o posición anómala del diente) en el trayecto de erupción, es detectable clínica o radiográficamente.

Retención primaria. Cuando no podemos identificar una barrera física, una posición o un desarrollo anormal como explicación para la interrupción de la erupción de un germen dentario que aún no ha aparecido en la cavidad bucal.

Retención secundaria. Se refiere a la detención de la erupción de un diente después de su aparición en la cavidad bucal sin existir una barrera física en el camino eruptivo, ni una posición anormal del diente. Esta anomalía, también se conoce como reimpactación, infraoclusión, diente sumergido o hipotrusión, y afecta principalmente a dientes temporales y es rara en dientes permanentes.

Inclusión.  Un diente incluido es aquel que permanece dentro del hueso y por tanto el término inclusión engloba los conceptos de retención primaria y de impactación ósea.

Dentro de la inclusión, podemos distinguir dos tipos:

Inclusión ectópica. Cuando el diente incluido está en una posición anómala pero cercana a su lugar habitual.

Inclusión heterotrópica.  Cuando el diente se encuentra en una posición anómala más alejada de su localización habitual.

 A tener en cuenta...

Para el Dr. James A. Hupp un diente retenido es aquel que no erupciona en la arcada dentaria dentro
del intervalo de tiempo esperado. El diente queda retenido porque los dientes adyacentes, un hueso demasiado denso, un exceso de tejidos blandos o alteraciones genéticas impiden la erupción. Puesto que los dientes retenidos no erupcionan, permanecen retenidos durante toda la vida del paciente a menos que se extraigan quirúrgicamente o se expongan por la reabsorción de los tejidos superpuestos.

Una vez establecidas las diferencias, ahora vamos a hablar de las indicaciones para la extracción de los terceros molares o todo diente impactado, retenido y/o incluido.

  • Prevención o tratamiento de pericoronitis*
  • Prevención de quistes y tumores odontogénicos
  • Prevención de la enfermedad periodontal (debido a que el área retromolar se caracteriza por ser una zona de difícil acceso para llevar a cabo un cepillado óptimo y suele haber una gran acumulación de bacterias, las cuales pueden perder su delicado equilibrio y dar como resultado el inicio de la enfermedad periodontal y gran concentración de microorganismos anaerobios)
  • Prevención de la caries
  • Reabsorción radicular de los dientes adyacentes (sobretodo las raíces de los segundos molares, las cuales suelen ser las más afectadas)
  • Prevención de fracturas mandibulares (un tercer molar retenido en la mandíbula ocupa un espacio que suele estar relleno de hueso, lo que debilita dicha mandíbula y la hace más vulnerable a las fracturas en la zona del diente retenido)
  • Dientes retenidos bajo una prótesis dental (ya que como parte del proceso natural de reabsorción ósea, la prótesis puede comprimir el tejido blando situado sobre el diente retenido, que ya no está cubierto de hueso y como resultado provocar una ulceración de las partes blandas que lo recubren y el inicio de una infección odontogénica, todo ello se da sobretodo en las prótesis mucosoportadas)
  • Facilitación del tratamiento ortodóntico
*La pericoronitis es una inflamación del tejido blando que recubre la superficie oclusal de un tercer molar inferior parcialmente erupcionado (conocido como opérculo) y una vez que el paciente ha presentado una, es probable que continúe teniendo episodios a menos que se extraiga el tercer molar inferior que los provoca. El tratamiento suele ser mediante desbridamiento mecánico de la gran bolsa periodontal que existe debajo del opérculo, mediante peróxido de hidrógeno como solución de irrigación. Incluso las soluciones salinas, si se administran periódicamente a presión mediante una jeringa, reducen los recuentos bacterianos y arrastran los restos de comida.

Bibliografía:

Cosme Gay Escoda, Tratado de cirugía bucal. Tomo I, Editorial Ergon, España, 1999, pp. 341-342.

Hupp, J., Ellis, E., Tucker, M., Cirugía oral y maxilofacial contemporánea, 6ªedición, Editorial Elsevier, España, 2014, pp. 144-147.

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